13 agosto 2006
Mediado el otoño
Mientras Víctor Pardo está tramando la revolución por las calles de Huesca, en sus sanlorenzos, enfundado en una camiseta con la viñeta más ácida de El Roto, yo estoy aquí, en mi puesto de mando, trabajando como un jabalí, diseñando la primera exposición temporal del Museo Pedagógico de Aragón que podremos inaugurar, previsiblemente, mediado el otoño, poco después de que se presente el libro que Antón Castro publicará en Destino. Para entonces ya se habrán agotado las dos primeras ediciones de Los libros de la guerra, el gran libro que Pepe Melero ha escrito para todos nosotros. Por pura lógica, por esos días Javier Torres se habrá comprado el Nokia que hoy aún no está a la venta, Rosa Tabernero y sus compañeros estarán preparando las III Jornadas universitarias sobre Literatura Infantil y Juvenil (las II se celebrarán en Huesca los días 4, 5 y 6 de octubre), Blanca, que este septiembre inicia su último curso de primaria, estará contando los días que le quedan para librarse definitivamente del comedor escolar, Guillermo llevará la estadística de los goles del Zaragoza, el equipo que va a ganar la liga y que a mitad del otoño le sacará una docena de puntos al Real Madrid. La vida. A Jaime Sorolla y a José Luis Capilla sus nuevos alumnos ya no les parecerán, después de las primeras semanas de curso, tan feos como en septiembre. Y yo... yo recordaré este verano sin saber a qué carta quedarme. Si dijera la verdad, nadie me creería.
12 agosto 2006
De súbditos a ciudadanos: El programa educativo de la II República
He vuelto a leer, esta vez en la edición que Antonio Molero ha preparado para Biblioteca Nueva, La revolución en la escuela. Dos años en al Dirección General de Primera Enseñanza, el emocionante libro de Rodolfo Llopis en el que repasa los logros del primer bienio republicano en materia de educación y cultura. Durante aquellos dos años de trabajo frenético -ni un día de vacaciones, jornadas de 9 a 10 de la noche- Llopis redactó decretos, órdenes y circulares que permitieron crear escuelas, aumentar las plazas de maestros y dignificar sus sueldos, leyes que garantizaban el respeto a la conciencia del niño y del maestro, la libertad de cátedra, la coeducación, el laicismo en la escuela, la creación del Patronato de Misiones Pedagógicas... Rodolfo Llopis, profesor de la Escuela de Magisterio de Cuenca, fue director general con los ministros Marcelino Domingo y Fernando de los Ríos. Se hizo colocar en su despacho del ministerio los retratos de Pablo iglesias, Francisco Giner y del señor Cossío. También recuerda las injurias, las calumnias, las campañas interesadas, orquestadas y dirigidas por el teresianismo, por los jesuitas, por el manjonianismo... Cuenta Llopis que la República le regaló a Jaca un gran Grupo Escolar de 16 unidades -el ayuntamiento únicamente cedió el terreno-, el Grupo Escolar "Doce de diciembre", para agradecer la gesta de esta población aragonesa...
En esencia, el programa de la República consistía en convertir en ciudadanos a aquellos que estaban llamados a ser súbditos. En las páginas del libro de Rodolfo Llopis late la pasión con la que aquellos hombres se comprometieron con este proyecto.
Les sugiero que lean La revolución en la escuela. Les entrarán muchas ganas de trabajar. Yo he sido feliz mientras leía.
En esencia, el programa de la República consistía en convertir en ciudadanos a aquellos que estaban llamados a ser súbditos. En las páginas del libro de Rodolfo Llopis late la pasión con la que aquellos hombres se comprometieron con este proyecto.
Les sugiero que lean La revolución en la escuela. Les entrarán muchas ganas de trabajar. Yo he sido feliz mientras leía.
11 agosto 2006
El olor de la vida en sazón
La higuera ya se arrastra por el suelo. Demasiado peso para la frágil madera de sus ramas. Cada año contemplo este ceremonial que me devuelve a los días más felices de mi infancia cuando aprendí que el tiempo se escapaba sin remedio, que era inútil empeñarse en detenerlo, que cada verano es igual y diferente al anterior. Primero se ajarán sus vestimentas como si fueran pobres o mendigos. Luego se enrojecerá su ojo de cíclope, un ojo dispuesto para el llanto por el que llorarán una lágrima de azúcar, casi de miel. Finalmente, su cuello parecerá el de un ahorcado. En unas semanas los pájaros serán felices picoteando los higos más maduros, los mejores, los inalcanzables, los que eligieron nacer más cerca de sol, en lo alto del árbol. De los higos lo que más me gusta es el olor. Caen al suelo y se mezclan con la tierra. El olor de la vida en sazón, el olor del final del verano.
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Todo va a cambiar, Salinas. Y yo lo quiero todo, como si esto fuera Renault ocasión
El cielo que miraba Paco Ponzán

Blanca hace fotografías para regalarme el cielo. "Ya no fotografías el cielo que miraba Paco Ponzán". El cielo que miraba Paco Ponzán... Descubrí que aquel cielo es el mismo cielo que cobija mis sueños, el mismo cielo que, a veces, miraba Palmira Plá, el cielo que le traía su recuerdo...
09 agosto 2006
Cataticos


Un trozo del Guggenheim de Bilbao -desde la Qtek-
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"La escuela pública es estupenda, pero tiene dos problemas muy graves a los que ningún gobierno se enfrenta: las nuevas tecnologías y el idioma inglés son irrelevantes en la escuela pública, puro relleno" Consenso en el atraso, Mariano Gistaín
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El mono cibernético, en el blog de Pepe Cerdá
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Crueldad. Ya han montando "La vuelta al cole" en el centro comercial
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El sábado pasado leí en El País que ya se venden navajetas suizas con discoduro incorporado
07 agosto 2006
Que el hombre te ignore

He reunido algunos textos de mi hermanico Víctor Pardo y los he guardado en un rincón de esta casa.
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Esta osa vive en Borce, cerca de Bedous (Francia), tiene 34 años y una hija de 4, que debe de estar en plena adolescencia a juzgar por las discusiones que mantenía por cualquier cosa y sin venir a cuento con su madre.
No me extraña que a mi hermano Carlos le fascinen estas criaturas. Cuando éramos pequeños, algunas tardes de verano o algunos domingos por la mañana salíamos de paseo con nuestros padres, nos acercábamos hasta el parque Bruil y veíamos de lejos al oso que estaba preso en una inmunda jaula. No me gustaba acercarme. Era un espectáculo lamentable. Relaciono en mi recuerdo la imagen de aquel animal enloquecido, la triste estampa del oso desesperado, entristecido y deprimido por la crueldad de los humanos con la dictadura del general Franco. Quizá porque conocí a algunas personas que miraban con la misma mirada del oso cautivo y vivían con la misma resignación y falta de esperanza con la que el oso consumía sus días, pisoteando sus excrementos mezclados con las barras de pan duro que la gente le arrojaba al interior de la jaula. Relaciono al oso tuerto por la perdigonada que le acertó cualquier hijoputa, que a buen seguro celebraría a risotadas su bravuconada, con la falta de sensibilidad que caracterizaba al país. El pestilente oso del parque resume en mi recuerdo la suciedad de una sociedad mugrienta, indiferente al sufrimiento. Creo que una de las primeras campañas ciudadanas en la Zaragoza de los años setenta fue la reclamación de la libertad para el oso del Parque Bruil. No estoy seguro de que por fin se lo llevaran de aquella jaula. No sé qué fue de él. No supe qué edad tenía, de dónde había venido, ni si recuperó parte de la dignidad que los hombres le robaron. Ojalá muriera lejos de cualquier mirada humana.
06 agosto 2006
05 agosto 2006
Borradores

Como todas las semanas, ayer estuve en el Mercado Central comprando la fruta y la verdura. Pili me pide que le diga al consejero Melero que los asientos de La Romareda (La Bombonera de Aragón) tienen que estar más limpios. A Julio no le parece del todo bien que haya venido Gerard Piqué cedido por un año sin opción a compra, pero tiene que aguantarse. He pasado por la fnac para ver, por el capricho de mirar los ordenadores portátiles y las pdas.
Por la tarde fui a Aragón Televisión y estuve un rato con Víctor Pardo y con Antón Castro. Antón nos había invitado a su programa Borradores. Yo comenté el 116 de Rolde y hablé de la colección Arte Rolde. Víctor y Antón hablaron de la guerra en los Monegros, de la exposición Perfiles. Aragón en guerra que ha recibido más de 1000 visitantes en quince días y de A una milla de Huesca, el diario de la enfermera australiana Agnes Hudgson. Lo he pasado muy bien y he aprendido mucho.
Gritar contra el viento

Agnes Hudgson, A una milla de Huesca. Diario de una enfermera australiana en la Guerra Civil española. Edición de Judith Keene y Víctor Pardo Lancina. Zaragoza, Rolde de Estudios Aragoneses/Prensas Universitarias de Zaragoza, 2005.
Como escribió José Luis Melero en Leer para contarlo, a veces un libro tiene una historia tan apasionante que merecería contarse en otro libro. A una milla de Huesca es el diario personal de Agnes Hodgson (1906-1984), una enfermera australiana que recorrió el mundo para colaborar con el Gobierno de la República española en su lucha contra el fascismo. El 24 de octubre de 1936 Agnes Hodgson embarcó junto a otras tres enfermeras, en el Oronsay, en el puerto de Sidney y llegaron a Marsella un mes más tarde. En el monumento erigido en Canberra a la memoria de los sesenta hombres y una docena de mujeres que fueron voluntarios en la guerra de España puede leerse: “A pesar de ser pocos y de no ostentar poder alguno, y aunque parecían a menudo gritar contra el viento, su gesta fue verdaderamente, un capítulo de valentía en la historia de Australia”.
Como escribió José Luis Melero en Leer para contarlo, a veces un libro tiene una historia tan apasionante que merecería contarse en otro libro. A una milla de Huesca es el diario personal de Agnes Hodgson (1906-1984), una enfermera australiana que recorrió el mundo para colaborar con el Gobierno de la República española en su lucha contra el fascismo. El 24 de octubre de 1936 Agnes Hodgson embarcó junto a otras tres enfermeras, en el Oronsay, en el puerto de Sidney y llegaron a Marsella un mes más tarde. En el monumento erigido en Canberra a la memoria de los sesenta hombres y una docena de mujeres que fueron voluntarios en la guerra de España puede leerse: “A pesar de ser pocos y de no ostentar poder alguno, y aunque parecían a menudo gritar contra el viento, su gesta fue verdaderamente, un capítulo de valentía en la historia de Australia”.
La profesora Judith Keene, especialista en la Guerra Civil española, anotó y editó este diario en 1988. Alberto Gil Novales escribió sobre los libros que sería necesario traducir y en aquella relación mencionaba el diario de Agnes Hodgson. El ingeniero Paul Adkinson, que trabaja en Huesca, le encargó a un amigo que comprara en Londres The last mile to Huesca y le contó a Jesús Castiella, natural de Grañén, que Agnes había estado en su pueblo. Paul Adkinson hizo la primera aproximación a la traducción del diario –que ha completado finalmente Isabel Pahissa- y la dejó depositada en el Instituto de Estudios Altoaragoneses. En cuanto Víctor Pardo leyó el texto y se dio cuenta de la importancia de este libro para todos nosotros, ofreció al Rolde de Estudios Aragoneses la posibilidad de editarlo.
Además del prólogo de Gabriel Jackson, A una milla de Huesca incluye el estudio de Judith Keene sobre la Guerra Civil en el que nos ofrece la visión de la situación española desde Australia y la documentadísima investigación de Víctor Pardo sobre la guerra en los Monegros. Víctor Pardo ha terminado conociendo a todos los protagonistas de esta historia. Ha escuchado a las personas que tenían algo contar, ha leído sus memorias, ha buceado en archivos familiares, ha recorrido los escenarios, ha recogido el testimonio de personas como José María Marcén, Adoración Abad, Jesús Anoro o Roberto Mateo que guardaban el recuerdo palpitante de los días de lucha, de terror y de esperanza. Sabemos que todo fue real porque hace setenta años hubo hombres y mujeres que se enamoraban, sufrían, lloraban y escribían poemas, llovía o hacía calor, se dejaban seducir a la luz de la luna, se amaban, les mordía el hambre, llegaban al hospital con los pies deshechos, jugaban al fútbol y al tenis, recibían cartas, posaban sonrientes para las fotografías que se recogen en el magnífico álbum que cierra el libro, morían destrozados por la metralla, envenenados por los microbios o por la sangre corrompida.
A una milla de Huesca es un espacio literario, metafórico y simbólico en el que ocurrieron episodios solidarios, hermosos y crueles en medio del gran desastre, el mismo territorio en el que Orwell se prometía tomar un café en Huesca, una suerte de Macondo en el que Víctor Pardo se ha sumergido para escribir los nombres de las víctimas y el de los verdugos, para devolvernos la memoria, aunque sea la amarga memoria, tan nuestra como al gozosa memoria de los días felices.
A una milla de Huesca refleja la vida en un hospital de guerra, la vida tal y como la pudo vivir una enfermera australiana que llegó a Grañén cuando tenía 30 años. Junto a las anotaciones que nos hablan del cansancio, de la desesperación, de la tristeza y de la impotencia ante las vidas segadas y las amputaciones, Agnes Hodgson se detiene en las excursiones, en los baños en el río, en los bailes, en las canciones, en las muchachas vestidas con sus ropas de domingo... Pinceladas que terminan conformando un desgarrado cuadro de lo que fue la guerra y de la vida, claro, que nos arrastra a pesar de todo.
Víctor M. Juan Borroy
Visitantes
El Museo Pedagógico de Aragón ha recibido 602 visitas durante su primer mes de funcionamiento. Son muchas y pocas. Depende, como todo. Sé que multiplicaremos esta cifra en las próximas semanas.
03 agosto 2006
[Gracias por venir, Cos]
A veces cuando Mariano Gistaín nombra a las personas que han venido de fuera suele completar el comentario con ese paréntesis: gracias por venir. El otro día algunos de estos viajeros que persiguen la simple utopía de vivir encallaron con su cayuco a unos metros de la orilla y sorprendieron a los bañistas en una playa de Tenerife. La gente entraba en el agua para ayudarles a salir, les cubría con sus toallas playeras, les ofrecía agua y un poco de fruta a aquellos seres humanos que no se tenían en pie...
Dejan sus casas, su familia y cuanto han sido. No tienen esperanza, no tienen nada que perder (salvo la vida), y los mejores, los más fuertes, los más valientes vienen a hacer los trabajos que nosotros no queremos hacer. Y aquí se hacen aragoneses. Aragoneses de todos los colores. Y sus hijos juegan a fútbol en los parques y en las plazas y se gritan: ¡hala, maño, pásala!
Gracias por venir
Dejan sus casas, su familia y cuanto han sido. No tienen esperanza, no tienen nada que perder (salvo la vida), y los mejores, los más fuertes, los más valientes vienen a hacer los trabajos que nosotros no queremos hacer. Y aquí se hacen aragoneses. Aragoneses de todos los colores. Y sus hijos juegan a fútbol en los parques y en las plazas y se gritan: ¡hala, maño, pásala!
Gracias por venir
01 agosto 2006
Expurgos del alma
Ya tenemos wifi. Ayer me conecté con la qtek. Ok
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Expurgos del alma. Soltar lastre, despojarnos de las adherencias del vivir, esperar con la mirada transparente, ligeros de equipaje... [el mp3 de 4 gigas con los secretos del corazón, las canciones de la banda sonora de nuestra vida, las fotografías de la gente y de los horizontes, la carpeta "proyectos" en donde acumulamos las virutas de nuestro pensamiento... en fin, como los hijos de la mar].
*
Si yo fuera Ángel González, no querría ser otra cosa que Ángel González, aunque también es cierto que si fuera Ángel González querría ser lo que no soy. Por la misma razón que ahora me gustaría llevar abrigo.
Ángel González recita Me basta así
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Expurgos del alma. Soltar lastre, despojarnos de las adherencias del vivir, esperar con la mirada transparente, ligeros de equipaje... [el mp3 de 4 gigas con los secretos del corazón, las canciones de la banda sonora de nuestra vida, las fotografías de la gente y de los horizontes, la carpeta "proyectos" en donde acumulamos las virutas de nuestro pensamiento... en fin, como los hijos de la mar].
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Si yo fuera Ángel González, no querría ser otra cosa que Ángel González, aunque también es cierto que si fuera Ángel González querría ser lo que no soy. Por la misma razón que ahora me gustaría llevar abrigo.
Ángel González recita Me basta así
San Lorenzo, 1936
"En agosto de 1936, la ciudad, tomada por los militares sublevados que decretaron el estado de guerra y sometida con la ayuda de Falange y grupos paramilitares de voluntarios como Acción Ciudadana, también estaba sujeta al incipiente cerco de los milicianos que trataban de reinstaurar la legalidad republicana. Las posiciones de Siétamo, Estrecho Quinto, Montearagón o Almudévar, eran hostilizadas por las columnas llegadas desde Cataluña con el propósito de contener en el frente de Aragón, la progresión franquista. En Huesca se había instalado el terror y la represión mientras la iglesia repartía sus bendiciones y celebraba la llegada del nuevo orden. En 1936 no hubo más fiesta laurentina que la religiosa".
Víctor Pardo Lancina
29 julio 2006
MicrocRuentos de Mariano Gistaín
Cuelgo los MicrocRuentos de Mariano Gistaín, publicados en Rolde 116. Las maravillosas ilustraciones de Lina Vila han perdido un poco de calidad en este pdf que he fabricado. Para disfrutar de la versión extreme de los MicrocRuentos hay que conseguir el 116 de Rolde...
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Aimar, Salinas, que viene Aimar, que ya acariciamos la liga...
*
No iremos
Bueno, iremos pero no entraremos
Está bien, entraremos pero no miraremos
Ya sé, miraremos, pero no disfrutaremos
(...)
Yo he disfrutado
eh? que tú también lo has hecho
[Basado en el genial diálogo de Harpo y Chico de Los hermanos Marx en el Oeste]
*
Aimar, Salinas, que viene Aimar, que ya acariciamos la liga...
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No iremos
Bueno, iremos pero no entraremos
Está bien, entraremos pero no miraremos
Ya sé, miraremos, pero no disfrutaremos
(...)
Yo he disfrutado
eh? que tú también lo has hecho
[Basado en el genial diálogo de Harpo y Chico de Los hermanos Marx en el Oeste]
27 julio 2006
Sólo quienes nos quieren

Puedo confesar que en junio cumplí 42 cursos. Cuento la vida por cursos. A un lado y a otro del pupitre. Cada vez que pienso en esto me acuerdo de Javier Cansado, vestido con bata blanca y con el fonendoscopio colgándole distraídamente del cuello mientras explicaba que había entrado en el hospital de enfermo y que ahora era el jefe de la unidad de transplantes. Yo no soy el jefe de nada, pero a mí me ocurrió algo similar: entré en la escuela siendo alumno hace cuarenta años y ahora soy profesor.
Cuarenta y dos cursos... A esta edad ya sólo nos leen o nos recomiendan lecturas quienes nos quieren. Víctor Pardo vino ayer a verme al Museo Pedagógico de Aragón y me trajo este libro [y otras cosas inconfesables]. Es un libro más hermoso que breve, y tiene menos de 90 páginas, que leí ayer mientras mis hijos iban y venían preparando una exhibición de natación sincronizada. Sé que Víctor me ha regalado precisamente este libro por muchas razones [igualmente inconfesables].
[La exposición Perfiles. Aragón en guerra ha recibido tantas visitas que previsiblemente no se clausurará el día 30 de julio].
Cuarenta y dos cursos... A esta edad ya sólo nos leen o nos recomiendan lecturas quienes nos quieren. Víctor Pardo vino ayer a verme al Museo Pedagógico de Aragón y me trajo este libro [y otras cosas inconfesables]. Es un libro más hermoso que breve, y tiene menos de 90 páginas, que leí ayer mientras mis hijos iban y venían preparando una exhibición de natación sincronizada. Sé que Víctor me ha regalado precisamente este libro por muchas razones [igualmente inconfesables].
[La exposición Perfiles. Aragón en guerra ha recibido tantas visitas que previsiblemente no se clausurará el día 30 de julio].
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Archivo de esta web: no es necesario esperar 70 años para consultarlo
26 julio 2006
Juntos

Ayer, por primera vez, fuimos juntos a ver un partido de fútbol. Cuando recogíamos a Pepe Melero, a Jorge y a Manuel, la ciudad resistente soportaba más de cuarenta grados. Antes de llegar a las obras de la Expo, Guillermo me pidió que les pusiera el vídeo del partido contra el Madrid. Por eso cuando llegamos a Sabiñánigo, después de visitar brevemente el Museo Pedagógico de Aragón, el Zaragoza ya había metido 6 goles. Estuvimos juntos toda la tarde, tomamos churros en el descanso del partido, cenamos un bocadillo en Huesca y entrábamos en casa después de la una de la madrugada. Guillermo llegó cansado pero muy contento. Había visto jugar al Zaragoza, había comentado las mejores jugadas con Ángel Artal, había visto de cerca a los jugadores que este año van a ganar la liga porque el objetivo es ganar la Champions en el 2008, la Expochampions. Ayer, juntos, fuimos cómplices y felices. Cosas de padre e hijo. Lo de menos fue el puto fútbol.
24 julio 2006
La racionalidad de la siesta
Ni es normal ir por casa en el mes de enero con la camiseta de manga corta ni hay que pretender vivir a 19 grados en el mes de agosto. Pensando en el desarrollo sostenible habría que volver a la racionalidad de la siesta, de la mecedora, del botijo de agua fresca para el verano y a las zapatillas de felpa, la toquilla y la bolsa de agua caliente para el invierno. Y, sobre todo, hay que hacer las cosas con un poco de sentidiño.
23 julio 2006
Docentes felices
Cada día hay un docente aragonés -al menos- que es feliz. Hay noticias complejas, noticias que hay que matizar, hay noticias efectistas, noticias que crean alarma, hay noticias puñal: acosados
22 julio 2006
Forigando
Cuando era crío, en la vieja casa de mi abuela, una casa con corrales, bodegas, tres plantas, terraza y solanar pasé muchas tardes forigando o regirando. Cajones, cajas, carpetas, cajas de madera, baúles, maletas llenas de ropas, viejos utensilios del bar que mi abuelo Emilio tenía en la plaza. Todo era impresionante desde el braguero para la hernia de alguno de mis antepasados herniados, hasta las viejas herramientas, las estampas de santos, los recordatorios de primeras comuniones, las fotografías, los cuadernos escolares de mi padre, los sombreros y boinas, los escapularios, los bastones, los juguetes de hojalata, las cuerdas y cuerdetas, los paraguas inservibles, las perragordas, las postales, los sellos de correos, los cromos, las cajas metálicas de caramelos o de membrillo...
Ahora paso tardes enteras forigando en el disco duro del ordenador, en los forigones del cerebro, en los lugares en los que no entra la luz, allí donde quedó para siempre su recuerdo.
Las vacaciones
Tendría que hacérmelo mirar: ni siquiera necesito las vacaciones. Estoy muy cerca de conseguir hacer sólo las cosas que he soñado primero. Y eso es bueno hasta para el cutis o el colesterol
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