26 octubre 2016

Una escuela en el hospital

Estén donde estén, los niños tienen derecho a la educación. Por eso, el Gobierno de Aragón destina maestros a puestos de trabajo singulares como hospitales o centros de acogida de menores. En la escuela del Hospital Infantil Miguel Servet tres maestros atienden a los niños que están ingresados en las plantas. Son niños que aprenden, juegan, quieren a sus padres, se enfadan, sueñan… Niños a los que les gusta saltar en los charcos, pisar la hierba con los pies descalzos, comer chocolate, cantar sus canciones favoritas, abrazar a sus amigos y que gane su equipo de fútbol… Son niños como todos los niños de nuestras escuelas. Por extraño que parezca, los niños que acuden al aula del hospital son el soporte de los adultos. Sus sonrisas iluminan el mundo y con sus lágrimas se extiende la oscuridad absoluta. La actividad irrenunciable de un niño, por encima de la enfermedad y del cansancio, es el juego. Un queridísimo amigo se enfrentó a tres rinocerontes. Le hirieron, es cierto, pero les ganó la batalla. En realidad fue su hijo quien cuando tenía cuatro años ganó la batalla a la leucemia. Luego creció convencido de que a él nunca le había pasado nada malo. Hoy juega al fútbol, esquía y prepara su ingreso en la universidad. Pablo Neruda en la «Oda a Federico García Lorca» escribió: «por ti pintan de azul los hospitales…». A los niños que están ingresados en el Hospital Infantil de Zaragoza un grupo de artistas les ha pintado con los mil colores de la esperanza las escaleras y las habitaciones donde juegan, aprenden y viven.

Víctor Juan

Esta es la introducción a la entrevista a Eduardo Guillén, maestro de la escuela del Hospital Infantil de Zaragoza, que he publicado en la centrales de Heraldo Escolar.
Aquí puede leerse entera en formato pdf: