30 diciembre 2008

Queridos Reyes Magos,

Como este año no he sido todo lo malo que hubiera podido ser si me lo hubiera propuesto seriamente quiero para Elena Monforte un administrativo –no hace falta que sea el administrativo de la señorita Pepis- bastará con que sea eficiente, atento, educado y con capacidad para ilusionarse con nuestros proyectos. También quiero que le traigáis a Elena calor para el corazón y luz para sus ojos de mirar el mundo. Y que llenéis su casa de felicidad. A Fernando no hace falta que le traigáis un Golf nuevo. Ya arreglará el que tiene.

A Pepe Melero no le traigáis nada. Ya tiene una vida perfecta con Yolanda, Iguácel y Jorge. Dejad la primera de Pedro Saputo que me habéis ofrecido en el balcón de cualquier otro bibliófilo. No es bueno tenerlo todo. Que espere Pepe Melero. Los deseos nos mantienen vivos.

La Tercera para mi hermanico Víctor Pardo.

Una playa para Antón Castro , que ya tiene una casa con sirena. Una playa en la que el orballo fecunde la memoria, una playa en la que la brisa acune los sueños, una playa en la que de vez en cuando se extiendan las bretemas precisas para que Antón escriba nuestras historias de fotógrafos, aparecidos, mares, mujeres y marinos, enloquecidos, meigas y pasiones destadas. Una playa con Golpes de mar y con prometedor horizonte y, sobre todo, tiene que ser una playa en la que Antón sienta al atardecer el roce en su piel de aquellos golfiños que le acariciaban en el mar de las primeras tardes de su infancia.

También quiero el número ocho de la serie Publicaciones del Museo Pedagógico de Aragón.

29 diciembre 2008

Alargar los gozos con palabras

Me han hecho mil veces mil esa advertencia. Primero mi madre y ahora mi mujer. "Eso ni lo sueñes". Pero yo no hago caso. No hago caso casi nunca. Quizá sea un gen, el gen de no hacer caso, el gen que me transmitió mi abuelo Valentín:
-Ten cuidado, maño. Aquí, si te descuidas, te quitarán hasta la manera de andar.
"Eso ni lo sueñes". Pero yo sueño. Y cuando he soñado ya nada tiene remedio.
Soñábamos por obligación. Nos alimentábamos de sueños. Cualquier cosa teníamos que quererla mucho. Sabíamos que siempre era o lo uno o lo otro: el balón de cuero o las botas de fútbol. La bicicleta o una caña de pescar nueva. Esperábamos a reunir méritos y a juntar las escasas pesetas que ponían a nuestra disposición: nuestro cumpleaños, la paga que nos daban nuestros abuelos, el regalo de reyes... Y mientras tanto nos contábamos la vida, soñábamos todo lo que haríamos con un balón nuevo, un disco nuevo, un pantalón nuevo. Si por fin conseguíamos una mochila o unas gafas de bucear nos recreábamos -con palabras, siempre con palabras- en nuestra suerte. Después de cuarenta años he sabido que eso es en gran parte la felicidad. Alargar los gozos con palabras. Contarse la vida. No hay otra.

14 diciembre 2008

Como tú quieras que sea

Hazme nueva -me dijo-, llámame de otra manera para volver a empezar el resto de mi vida siendo otra, con otro nombre. Seré como tú quieras que sea.

13 diciembre 2008

Ocho islas y un invierno

El jueves estuve en Los Portadores de sueños en la presentación de Ocho islas y un invierno de Marta Navarro, un libro de poemas de agua, poemas de islas, poemas de luz y de amor, poemas desnudos y despojados de adornos hasta donde pueden ser desnudados los poemas. Llegué con el tiempo justo y estuve junto a Javier Aguirre, un zaragozano profesor en la Universidad del País Vasco, traductor de Aristóteles al euskera, coordinador del libro homenaje a José Antonio Labordeta. Justo antes de que Eva Cosculluela nos diera la bienvenida a su librería pude cruzar un saludo cálido y cariñoso con Salomé Ballesteros, mi compañera de tantas cosas desde los primeros años ochenta cuando compartimos aulas en la escuela de magisterio.
Me gusta mirar a la gente. Y escribir sus nombres. Sé que suena mal, pero a mi edad puedo asumir esos riesgos. Ya les confesé que durante la presentación de Piedad de Miguel Mena yo miraba el rostro de Mercedes y ella interpretaba para mí, sin saberlo, el sentido de las palabras de Miguel. Aunque ni pude saludarla, ayer vi la emoción reflejada en la boca, en los ojos y en las manos de Inma. Yo la miraba cuando Pepe Melero leyó la carta que Labordeta había escrito para la presentación y mientras Luisa Miñana se adentraba en los secretos de los poemas de Ocho islas y un invierno. Luego, el rostro de Inma reflejó la amistad cómplice y guerrera que le une a Marta cuando Marta habló con palabras verdaderas sin ocultar ni la ternura ni la firme determinación que fecundan su escritura.
A veces también miré a Marta y, como siempre que pienso en ella, me acordé de la caja.
Al salir de la librería nos encontramos con Ewerthon. Me dio un vuelco el corazón al verlo en la calle a esas horas en las que los elegidos deberían estar recogidos en el Olimpo en el que vivan. Me acerqué a saludarle y no pude evitar decirle: "Abrígate, maño, no nos vayas a coger frío".

12 diciembre 2008

Cuatro años del homenaje a Ramón Acín y Concha Monrás


Hoy, aniversario de la sublevación de los capitanes Galán y García Hernández, también se cumplen cuatro años desde que celebramos el homenaje a Ramón Acín/Concha Monrás. Quiero recordar las tres intervenciones que se sucedieron en la calle Las Cortes justo antes de que dos maestros interpretaran "La última rosa del verano".

La familia Acín os quiere dar las gracias

Tenemos derecho a no olvidar

Intervención de un representante de la CNT

11 diciembre 2008

Pepe Melero: "Yo no podría vivir sin los libros"

Ayer fui feliz dos o tres veces. No quiero olvidar que tengo el privilegio de ser tan feliz en un día como otras personas lo son en un cuatrimestre. Por la mañana me hizo feliz hablar con Miguel Mena. Luego fui feliz en clase -si es que a mi edad aún me está permitido hablar así- y fui muy feliz durante una hora y media en el Ateneo del CPS de nuestra Universidad. Antón Castro hizo una presentación exacta de Pepe Melero. Luego Pepe nos habló de algunas de sus pasiones, de su amor por la vida que procura vivir tan intensamente como si supiera que sólo tiene una. Durante una hora que se nos hizo corta Pepe nos contó secretos que sólo él conoce de escritores y de libros, de bibliófilos y bibliópatas, de locos de atar, de coleccionistas de sermones, de escritores que se casaron por poderes cautivados por un verso, de otros que fornicaban con panteras, de gentes que se retaban a duelo, de las tretas que utilizan los bibliófilos para engañar a sus mujeres. Y concluyó: "No hay mujeres bibliófilas porque las mujeres tienen sentido común". Entre otros muchos profesores y estudiantes asistieron a la conferencia Vicente Martínez Tejero y Fernand0.

Don Francisco, uno de los protagonistas de mi novela Las manos de Julia tiene una biblioteca como la de Pepe Melero. José Manuel Herrero es un niño de ocho años a quien la emoción apenas le permite respirar cuando acompaña a su padre a casa de don Francisco
"Nunca había escuchado tocar el violín. Tampoco había visto tantos libros juntos como cuando acompañaba a mi padre en sus habituales visitas a don Francisco. Quizá fueran los libros la razón de que en aquella casa del ensanche de la ciudad la luz fuese distinta, la luz que irradiaban las ideas y las palabras contenidas en miles de volúmenes minuciosamente ordenados. Al traspasar la puerta de la casa de don Francisco, tenía la sensación de que la vida estaba allí detenida y los libros podían protegernos del dolor, del miedo y de la incertidumbre. Era imposible no admirar a alguien capaz de reunir tantos libros y de cuidarlos como el amigo de mi padre los cuidaba. Una tarde le pregunté si los había leído todos.
– No, claro que no. Aquí hay unos treinta y cinco mil volúmenes. Necesitaría dos o tres vidas para leerlos. Pero algunos libros no es necesario leerlos enteros. Me acompañan y se dejan acariciar cuando lo necesito. Algunos los he rescatado de un destino incierto y están aquí a disposición de quienes quieran consultarlos o estudiar con ellos. Mira, en una ocasión le preguntaron a Anatole France, un importante escritor francés, si había leído todos los libros de su biblioteca y él contestó: “¿Acaso usted desayuna todos los días en su vajilla de porcelana de Sèvres?”.
Él sonreía. Yo sonreí también, pero entonces no entendí aquellas explicaciones. Sólo mucho tiempo después he sabido que los libros siempre hablan de otros libros, nos traen el recuerdo de amigos y de amores pasados y perdidos o nos hacen creer en la promesa de los amores por venir, nos trasladan a lugares remotos, nos permiten vivir cientos de vidas distintas, nos ayudan a recordar lo que fuimos o lo que pudimos ser. Los libros que hemos leído forman parte de nuestra biografía, como las personas que hemos conocido o los lugares en los que fuimos felices".

03 diciembre 2008

Sentidiño


Catorce años después Antón Castro vuelve a Xordica para ofrecernos una veintena de cuentos reunidos en un gran libro titulado Fotografías veladas. Durante más veinte años, es decir, desde siempre, Antón Castro ha construido letra a letra su universo literario, un mundo reconocible del que forman parte playas de nombres imposibles y lugares como Garrapinillos, Barrañán, Huesca, el Somontano de Barbastro, Cantavieja, Ejulve o Zaragoza, y en esos paisajes Antón hace sentir, amar, recordar y, en definitiva, vivir a unos personajes que también son ya nuestros: los masoveros, las sirenas, los aparecidos, las brujas, los fotógrafos Patricio Julve o Manuel Martín Mormeneo, escritores y futbolistas, niños que sueñan y hombres y mujeres que persiguen el amor porque saben que sólo las pasiones dan sentido a nuestra existencia.
Hace treinta años una tempestad dejó a Antón Castro varado en Zaragoza, en la ciudad amante del viento. Aquí se enamoró, tuvo cinco hijicos que, como dice Mariano Gistaín, valen más que cinco bemeubes. En Aragón Antón Castro es, simplemente, Antón, el escritor imprescindible de las palabras suaves y las metáforas que nos acechan emboscadas en cualquier párrafo para robarnos para siempre el alma. Y con palabras, durante veinte años, Antón ha construido un mundo de amistad, de atenciones y delicadezas. Cuando lean Fotografías veladas se encontrarán con el Antón de los tres mil espectadores que ven cada semana Borradores, su programa de televisión, el Antón del millón de visitantes en el blog, el Antón que comisarió la Exposición del Real Zaragoza, el Antón de Aragón, el Antón de Artes & Letras... Lean Fotografías veladas. Déjense llevar por las palabras y prepásense para sumergirse en el mundo de Antón Castro.