23 noviembre 2013

La Fuente de los incrédulos


«Al llegar a la Fuente de los Incrédulos contemplaron el reflejo de la luna en el agua. Aunque ya la conocía, María dejó que Miguel le contara la historia de aquella fuente. Procuró mostrarse sorprendida e interesada cuando Miguel relataba cómo Ramón Pignatelli quiso dedicar esa fuente a quienes no creyeron en su sueño de construir un canal que regaría gran parte de la huerta zaragozana, un canal que traería el agua que se bebería en Zaragoza. Cuando en 1784 el agua llegó a la ciudad surcando el cauce del Canal Imperial de Aragón, Pignatelli mandó construir aquella fuente de dos gruesos caños. Para coronar su demostración de erudición, rozando el límite de la pedantería, Miguel leyó la inscripción latina:

INCREDVLORVM CONVICTIONI
ET VIATORVM COMMODO

–O lo que es lo mismo –concluyó el doctorando en letras– «para convicción de los incrédulos y comodidad de los caminantes». Esta fuente está aquí para que se refresquen los caminantes como nosotros. Así que bebamos en homenaje al señor Pignatelli».

[ En Aquellos días de luz y palabras (2013) de Víctor Juan]

22 noviembre 2013

José Luis Violeta Lajusticia, el León de Torrero


Esta imagen se la robó el fotógrafo al tiempo una tarde de domingo de 1973, en un partido que enfrentó en La Romareda al Zaragoza y al Atlético de Madrid. El resultado final fue un empate a uno.
José Luis Violeta me contó que en un ataque del Zaragoza, él se quedó en su campo para defender como solo él defendía un posible contraataque del equipo colchonero. Se le acercó por detrás Luis Aragonés y, sin balón y a traición, le dió un rodillazo en el muslo que le partió el alma. Violeta se acercó a la banda y Andrés Magallón le infiltró una sustancia mágica sirviéndose de una jeringuilla sacada de una película de terror. Andrés Magallón le clavó al león de Torrero la aguja hasta las entrañas. Violeta volvió al campo y en la primera ocasión le hizo una entrada terrorífica al «zapatones Aragonés» -un mal tipo dentro y fuera del campo-. José Luis Melero ha escrito que en condiciones normales aquella entrada le hubiera valido a Violeta un par de meses en galeras, pero el árbitro no se atrevió a sancionar la falta.