Querida
Chita: Te escribo después de verte; estás muy majica…, pero delgadita y no
quiero. Ya sabes que el no escribirte carticas no es por falta de gusto en
ello, es todo un diálogo contigo en todo momento, ya lo sabes. Tenemos que
frenarnos en el querer. Quizá como necesidad.
Aquí
discutimos, damos charlas y asambleas, estamos todo lo relativamente bien que
se puede estar sin libertad… y sin ti, mejor dicho, sin ti y sin libertad
porque tú eres antes que todo.
Llega
la comida y suspendo la cartica.
Cosicas,
con (ilegible)
Ramón
Huesca, hacia 1924
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