17 junio 2007

Cuarenta y tres

Ayer cumplí años. Cuarenta y tres. Me sienta bien el paso del tiempo. No hago lo que hacía a los veinte. Es cierto que eran cosas que la edad nos regala de oficio, sin que hagamos nada por merecerlas. Me gusta vivir. Quizá por eso mismo no me importa cumplir años. El tiempo, día a día, ha dejado en mi vida personas, proyectos, compromisos con los que ni siquiera había soñado. Y yo lo sueño casi todo.
Cuarenta y tres años. No milito en ningún partido político, no estoy afiliado a ningún sindicato, no tengo bonos del Estado, ni una sola acción, ni una cuenta naranja, ni un plan de pensiones. No diré que voy por la vida ligero de equipaje como los hijos de la mar, pero lo más importante, lo llevo siempre conmigo.
Algunas cicatrices, claro. Tampoco es cosa de presumir. Lo normal. Muñones de poner las manos en el fuego por las personas que quiero, algunas hostias que me han sabido a gloria porque me han sentado mejor que los besos... Cuando toca, toca... Me gusta distinguir lo uno de lo otro, que las cosas no estén tan juntas que no se aprecien las diferencias.
Sé estar solo. Puedo pasar días enteros mirando el agua del Ebro o las copas de los árboles o viendo como outlook chequea el correo. Me basta recordar tus labios y mis travesías por el mar de tu piel estremecida. No quiero nada. Casi nada.
Sé que la gente desconfía de quien se confiesa feliz, de quien sonríe, canturrea mientras se dirige al trabajo, o dice buenos días de manera transparente. Yo soy feliz. Y no, no me importa mucho la gente, la verdad.
Cuarenta y tres años. La ilusión intacta. Y las mismas ganas de desnudarte. Como la primera vez.

9 comentarios:

Javier López Clemente dijo...

Será la casualidad pero hoy tenía unas ganas terribles de cantar:
Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te desean tus amigos de Parchis.

Salu2 Córneos.

Javier López Clemente dijo...

Al leer este texto de Vicente Verdú he recordado tu post:

MAL MALO
No hay que combatir frontalmente el mal. Basta aceptar el derecho a su existencia. La adversidad no es un enemigo sino un convecino. Su existencia resulta, además, indispensable para llegar a ser feliz. Que se desee ser feliz cuanto antes y el mayor tiempo posible es un deseo bien comprensible y aceptable. Sin embargo sin lucha, sin debate, sin tiempo de espera, sin el retraso en su llegada la felicidad no resplandece. Más aún es imposible que adquiera el suficiente poder.

Nadie es absolutamente feliz ni nadie es absolutamente desgraciado. Lo único que puede desequilibrar la balanza entre unos y otros es la capacidad para acercarse a comprender el sentido de la desgracia. O, simplemente, para concederle un sentido. Efectivamente lo que más desdichado hace sentir al desdichado es el sinsentido. Bastaría que hallara finalidad a esa emoción negativa para amortiguarla. Entender es empezar a convertir lo malo en menos insoportable, puesto que lo radicalmente malo del mal es su carácter absurdo o arbitrario.


Salu2 Córneos.

Anónimo dijo...

Felicidades, con retraso.
A mi siempre me ha gustado cumplir años, y decirlo. Como haces tú.
No hay nada mejor que estar satisfecho con el paso del tiempo: y valorar en su medida lo que se tiene y lo que, por ley, se ha perdido.
Besos y tirones de orejas.

Anónimo dijo...

¡Felicidades retrasadas!

Magda Díaz Morales dijo...

Muchas felicidades, querido Victor. Llegue a ti un abrazo pleno de mis mejores deseos de salud y felicidad en este día y siempre.

Mamen dijo...

Si lo hasta ahora vivido te hace tan dichoso, seguro que lo que está por venir será mucho mejor. Siempre positivo...Me encanta ver a la gente feliz y tu lo eres. Felicidades

Fernando dijo...

Esta vista alrededor para identificarte sobre los demás es un bello ejemplo de sinceridad...yo debería ser un hombre feliz pero no puedo y eso lo llevo tras de mi desde hace tanto tiempo que casi no le doy importancia...son palabras...pero estamos aquí para desearte por lo menos otros tantos con el mismo talante? ante la vida...felicidades compañero.

Luisamiñana dijo...

Jolín, qué mal me siento, por no haber estado en tu blog antes. he visto la página web, pero el blog menos. Ay, los quehaceres...

De todas maneras, seguirás siendo feliz en todos los días de no cumpleaños o de cumpleaños diario, que al fin y al cabo es lo que es cada día nuevo. Así que felicidades.

Y de paso: bien por el artículo sobre la pastoralilla.

Anónimo dijo...

Gracias, achi che diche