14 julio 2011

Deudas de serie

Deudas. Desde hace meses, entre los mensajes basura que colapsan mi cuenta de correo, recibo uno que lleva por título «cancele sus deudas». Estoy tentado de llamar al número de teléfono que me indican para que todas mis cuentas pendientes se pongan a cero.

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De serie. Algunas cosas en ti tienen poco mérito o ninguno: la sonrisa, la mirada, el color de tu piel y de tu pelo, la forma de tus manos... Forman parte de tu equipamiento de serie. Lo que más me gusta de ti son los extras que has conquistado con el tiempo: la inteligencia, la palabra, el rigor, la voluntad de querer.

19 junio 2011

un paseo

Ayer me regalé un paseo por el centro de Zaragoza: Don Jaime, el Coso, Alfonso, plaza del Pilar, plaza de San Bruno, San Vicente de Paúl... Tuve la certeza de no haber mirado nunca la ciudad como ayer la miré

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Levantar el campamento, por Daniel Gascón en Letras Libres

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Carlos Terreu, uno de los administradores concursales del Real Zaragoza, fue compañero mío del bachillerato. Nos reímos tanto juntos que quizá la felicidad compartida me autorice a sugerirle algunos fichajes. He visto el listado de acreedores del Real Zaragoza. En realidad, solo falto yo en ese listado.

05 junio 2011

Esperanza

Estos días -y todos los días- hemos de buscar las palabras en las que anida la esperanza

03 junio 2011

Pasa el tiempo tan suave...

Ayer comentaba cosas de mi infancia con el profesor de solfeo de mi hija -un señor de veinticuatro años que además de profesor de música es especialista en Aristóteles, habla latín y griego clásico, francés, inglés y griego moderno- y cuando quise comparar «la escuela de nuestros tiempos» me dijo «¡pero si tú podrías ser mi padre!...» y tiene razón. Brad Pitt. Pepe Melero y yo aún podemos interpretar papeles de jóvenes adolescentes, pero es cierto que el tiempo se pasa tan suave...

15 mayo 2011

Como dios quiso que fuera

Cuando me puse en viaje supe que aquella iba a ser una carrera de al menos una parada. Técnicamente me convenía parar en el kilómetro cincuenta. No cambiaría neumáticos. Me la jugaría con los neumáticos duros. Al ir a pagar asomaron entre mis tarjetas de crédito las tarjetas de abonados del Real Zaragoza de mi hijo y la mía. El empleado de la estación de servicio casi me dio el pésame y me dijo que la joven que le acompañaba era del Barça. Le felicité por ello:

-Enhorabuena, será usted muy feliz en este mundo.

-Si usted entendiera de fútbol también sería del Barcelona.

-Qué va. Imposible. Si usted entendiera realmente de fútbol sabría que no elegimos el equipo al que pertenecemos y que en esta vida se puede cambiar de casi todo: de trabajo, de casa, de pareja, de país o de sexo, pero uno no puede dejar de ser del equipo que dios quiso que fuera.

Sólo así se entiende la absurda tristeza que nos produce la derrota o la absurda alegría que nos acompaña cuando, de tarde en tarde, ganamos un partido.

Esta noche se juega el partido de nuestra vida. Cada partido es, en realidad, el partido de nuestra vida. Durará unos noventa minutos y después de que el árbitro pite el final del encuentro nosotros alargaremos con palabras durante el resto de nuestra vida la efímera alegría o puta la tristeza.

29 abril 2011

Asuntos pendientes

Una cena, una conversación, abrazarte, un libro, un viaje, un café, besarte... Contigo quiero tener siempre asuntos pendientes, una razón para pensar en ti, para volver a verte y aunque finalmente se pase la vida -porque el tiempo se pasa muy suave- sin que hayamos encontrado la ocasión para para cenar juntos, para abrazarte o para hacer ese viaje que proyectamos tantas veces, lo más importante es que vivo sabiendo que entre tú y yo hay asuntos pendientes. Es la vieja tensión entre la potencia y el acto. Por eso, aunque a veces no me entiendas, prefiero saber que puedo besarte a besarte.

Un día me esperaba a mí mismo

A veces, muy pocas veces, uno tiene el privilegio de sostener en las manos un libro tan hermoso como un libro hermoso. Ni más ni menos. Un libro de diseño cero, un libro que invita a leer, un libro que es todo lo que una persona razonable espera de un libro. Un libro en el que se ha cuidado la tipografía, la selección del papel, el color de la cubierta, la partición de las palabras, las líneas viudas... La sensación de belleza que transmite un libro-libro, un libro hecho con amor, es tan difícil de explicar que lo mejor es no decir nada. Compren Un día me esperaba a mí mismo de Miguel Ángel Ortiz Albero, editado por Jekill&Jill editores y entenderán qué quiero decirles.

25 abril 2011

Folletín coleccionable

Cada domingo y fiesta de guardar, publicaré una nueva entrega de este coleccionable. Ustedes podrán ordenar los párrafos como mejor les parezca.

I. «Cogió las llaves, se palpó los bolsillos buscando el teléfono, el paquete de pañuelos, la pluma estilográfica, la billetera... Repetiría ese mismo gesto varias veces al día. Siempre le parecía que le faltaba algo. Y tenía razón: siempre le faltaba algo».

21 abril 2011

Como una caja de herramientas

Como cualquier humanista, tengo un par de cajas de herramientas que son una metáfora perfecta de mi vida. Hace unos diez años que no las ordeno -ni las cajas ni la vida misma-. En estas cajas los objetos han encontrado su lugar natural, el lugar que el destino, el azar o su propia existencia les ha reservado. Cada vez que busco un tornillo, lo remuevo todo. A veces lo encuentro y entonces lo meto todo como dios me da a entender, sin pensar que habrá una próxima vez. No tengo más remedio que confiar en mi capacidad para encontrar la lógica que preside el caos.

20 abril 2011

Que tanta maldad nazca de la nada

Esta mañana me ha dado por coger la azada y picar un poco -apenas nada, que yo soy de poco picar- las hierbas del huerto. Mientras mi espalda se quejaba, me he acordado del tio Pedro, un hortelano a quien conocí hace veinticinco años, cuando él ya había superado los ochenta. Decía que las malas hierbas las echaban los franceses por la noche. Entonces no le creí, pero ahora sé que tenía razón. No puede ser que tanta maldad nazca de la nada.

12 abril 2011

Jekyll&Jill editores

Cada 10 de abril, salvo que por esas puñetas de la vida estemos en un bisiesto, se cumplen cien días desde que estrenamos el año. Se terminó el período de prueba, el margen de confianza, el tiempo de adaptación. Después del 10 de abril entramos en el tiempo definitivo, en los días en los que hay que exigirle al año que nos dé lo que nos prometió, lo que esperábamos de él. Y yo, en este tiempo definitivo, he de darles una gran noticia. Jessica Aliaga Lavrijsen y Víctor Gomollón han creado una editorial, Jekyll&Jill. Inician su catálogo con la novela Un día me esperaba a mí mismo del escritor Miguel Ángel Ortiz Albero.
El día 17 de abril -ya falta menos, aguanten un poco más la tensión- estarán los cuatro -editores, autor y novela- celebrando el Día del libro en el Paseo Independencia. José Giménez Corbatón presentará Un día me esperaba a mí mismo en la librería Cálamo, el martes 26 de abril a las 20 h. Pero de eso ya les daré cuenta cuando llegue el momento. Hoy alegrense del nacimiento de Jekyll&Jill.

11 abril 2011

Fórmula magistral

Hacer pocas cosas. Solo aquello que nos apasione.

Buscar la sencillez. Nada tiene tanta fuerza como lo simple.

Eliminar todo lo que no sea estrictamente necesario.

Empezar siempre de nuevo. En cada ocasión, todo.

Empeñarse en aquello que se ha soñado primero.

20 febrero 2011

Elisa y Marcela. Más allá de los hombres

Es bien sabido que el magisterio fue un colectivo controlado por la iglesia y por los caciques de cada época, y que las maestras estuvieron sometidas a la estricta vigilancia de la sociedad. Gran parte de los expedientes incoados a maestras estaban relacionados con su vida privada, con sus comportamientos extraescolares y no con cuestiones estrictamente derivadas de su trabajo en las aulas. La vida de las maestras, sobre todo en los pequeños núcleos rurales como en los que trabajaron Elisa y Marcela, se reducía a la escuela y la iglesia. En este contexto de falta de horizontes, dos maestras reunieron el valor suficiente para enfrentarse a la sociedad y procuraron, por encima de cualquier otra cosa, su felicidad. Por eso se casaron –sirviéndose de mil argucias, mintiendo como mienten los enamorados– en la parroquia de San Jorge de Coruña el 8 de junio de 1901. Aquel fue, como se calificó en la prensa, un matrimonio sin hombre.

Marcela y Elisa hicieron cuanto estuvo en su mano para amarse. Por estar juntas renunciaron a su trabajo, a su familia, al país en el que habían vivido, se enfrentaron a burlas, censuras, insultos y acusaciones injustas. El malditismo de estas maestras fue una creación de los medios de comunicación de la época, tal y como demuestra Narciso de Gabriel en su búsqueda de datos sobre este episodio en las páginas de la prensa gallega, en la prensa de Madrid, de Portugal o de Buenos Aires. Los periódicos buscaban el sensacionalismo, publicitando los aspectos más escabrosos de la imagen de estas dos mujeres que decidieron amarse a costa del dolor, del desprecio, de la burla y de la condena pública. Y esta persecución mediática fue rentable. La revista Nuevo Mundo vendió en los días 3 y 4 de julio de 1901 cerca de veinte mil ejemplares, algo inusitado en la época. Cuando en 1904 los medios de comunicación dejaron de ocuparse ellas, se les pierde la pista, como si Elisa y Marcela hubieran desaparecido de la historia.

Aunque siempre se ha perseguido a quienes sueñan y a quienes son felices, estas maestras tuvieron el valor para enfrentarse consigo mismas, el valor de aceptar sus deseos y de luchar por sus sueños para no llevar una existencia hipócrita.

El profesor Narciso de Gabriel nos tiene acostumbrados a trabajos rigurosos, hechos sin ruido y sin prisa, estudios demorados, investigaciones a las que dedica el tiempo que cada proyecto le demanda. Así lo hizo, por ejemplo, en Escolantes e escolas de ferrado (2001), en Ler e escribir en Galicia (2006), o en una investigación particularmente cargada de valores éticos, origen del brillante artículo publicado en el año 2000 en esta misma revista: «Arximiro Rico. Vida e morte dun mestre republicano», y, ahora, con Elisa e Marcela, Alén dos homes (Nigratrea, 2008) ha demostrado que es posible esperar quince años para completar todos los detalles de una «una de las más extraordinarias historias de amor de todos los tiempos», como califica Manuel Rivas a la historia de Elisa y Marcela en el prólogo a la edición en castellano de la obra.

Afortunadamente Narciso de Gabriel es el historiador tranquilo que lee sin prisa, escribe acariciando cada palabra –esa pasión por la escritura bien hecha le ha valido premios tan prestigiosos como el María Barbeito, el Losada Diéguez, el Crítica Galicia y el Concepción Arenal–. Narciso de Gabriel no ha caído en la tentación de querer publicar una exclusiva, una primicia sobre una historia tan apasionante. Para demostrar esta pasión por el trabajo bien hecho basta reparar en las 522 notas al final del texto, en el brillante análisis de las claves interpretativas que Narciso de Gabriel ha hecho en la segunda parte del libro -hermafroditismo, lesbianismo, travestismo y feminismo- o en el detallado anexo en el que se reproducen documentos esenciales para entender e interpretar este suceso.

No puedo escribir en Sarmiento. Anuario Galego de Historia da Educación sobre este libro ni sobre su autor sin tener un recuerdo de admiración y de cariño para Herminio Barreiro, un profesor que hizo suya la promesa de Protágoras cuando invitó a Hipócrates a que fuera su alumno: «Si me acompañas te sucederá, cada día que estés conmigo, que regresarás a tu casa hecho mejor ». Y eso es lo que le ocurrió a Narciso de Gabriel y a un puñado de historiadores gallegos que proyectan de mil maneras en sus clases, en sus investigaciones y en cuanto escriben el poso que dejó en sus vidas el privilegio de haber conocido a Herminio Barreiro.


Víctor Juan

De Gabriel, Narciso, Elisa y Marcela. Más allá de los hombres, Barcelona, Editorial Libros del Silencio, 2010
Reseña publicada en la revista Sarmiento (Anuario Galego de Historia da Educación) correspondiente al año 2010

02 febrero 2011

Un proyecto nuevo

Un gran proyecto. Después de pensarlo -pensar es relativamente fácil-, me dije que lo mejor era dejarlo estar. Pero no. Voy a embarcarme en esta historia. Durante los próximos meses seré el doctor Livingstone (supongo).

06 enero 2011

Cualquier cosa

Daría casi cualquier cosa por poder escribir hoy una carta a los reyes magos, por recuperar la emoción de la infancia, por abrazar a las personas que me hicieron tan feliz cuando era niño, por escuchar a mi abuelo Valentín enfadarse con el mundo («Ten cuidado, maño -me decía-, aquí, si te descuidas, te quitarán hasta la manera de andar»).

Daría casi cualquier cosa por poder contarle a mi padre cómo quiero a mis hijos.

Daría casi todo lo que me pidieras por volver a hablar contigo como hablábamos cuando solo queríamos ser.

29 diciembre 2010

Morir y matar por ella

Casi se han pasado dieciséis años desde que me alegré al oír cómo lloraba. Luego pasamos unos días en el hospital, juntos, los tres, sin saber ni qué hora era ni si habíamos comido o teníamos que dormir. Todo me daba lo mismo. Supe enseguida que nada me dolería tanto como su dolor y que sería capaz de matar y de morir por ella. Lo que de ninguna manera pude intuir es que ella me iba a hacer tan feliz.

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Con la extensión de los blogs y de las páginas web personales ya no anunciamos nuestros planes. Se supone que los amigos se enterarán de nuestros deseos si los escribimos en la red. Damos por supuesto que todos conocen nuestras inquietudes. Vivimos para alimentar el blog. Sufrimos, viajamos, hacemos fotos, nos amamos... para tener qué decir en la red. Nos inventamos enfermedades y adicciones. Nos sorprendemos cuando alguien no conoce nuestras opiniones respecto a un tema. «Lo conté el otro día en mi blog». Como si todo el mundo tuviera la obligación de saber tenemos un blog y el deber de acudir a él varias veces al día...

Nuestro ánimo depende de los números que nos devuelve el contador instalado en la página…

28 diciembre 2010

Inocentadas

Hace poco, cuando era niño, una de las tradiciones del día de los inocentes era estar atento a las noticias de la tele y revisar la prensa para localizar la inocentada. Hoy he madrugado para cumplir con esta costumbre, pero no acierto a descubrir el titular-trampa:
Comienzan a desmontarse los carriles del tranvía en Goya para reparar el túnel ferroviario
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El recibo de la luz subirá un 9,8% en enero
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Ronaldo cierra la fábrica
El astro brasileño frena su descendencia sometiéndose a una vasectomía
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Los empresarios plantean que se embargue a los controladores
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Sobreseída la causa abierta contra Fabra por 4 delitos fiscales

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2011, 2011, 2011, 2011... Me acostumbraré a escribir tu nombre

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Tengo, al menos, cinco proyectos homéricos -que dirían en Un hombre tranquilo-

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Pepe Melero me dice que soy un palabrero. Y me hace feliz cada vez que me lo dice:
«Y Javier, que es un “palabrero”, como lo es Víctor, le llega a decir a Marta que Valéry escribió aquellos versos de París de los que hemos hablado “pensando en ti y en mí”. Sólo a un romántico embaucador y “palabrero” se le ocurre escribir tal desatino. Y se dicen cosas como ésta: “Te haría sitio en mi vida escarbando con las uñas en las paredes de mi corazón”».

[fragmento de la presentación de Marta, por Pepe Melero]

26 diciembre 2010

Sin planes ni programas

Ayer compré cuatro entradas para Los miserables, el musical que se representa en Madrid. Me gustó tanto cuando lo vimos en París, hace ya veinte años, que quería que Blanca y Guillermo -durante aquel puente de san Valero del año noventa aún vagaban por las almendreras celestiales- escucharan en directo las canciones.

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Historias de amor. Estoy leyendo Elisa y Marcela. Más allá de los hombres, la historia de amor de dos maestras gallegas que se casaron en 1901, un libro de Narciso de Gabriel en donde demuestra cómo nos ha molestado siempre la felicidad de los otros. La felicidad convierte a quien la disfruta en loco, endemoniado, amoral, pervertido...

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Víctor Juan: «Escucharé todas las ofertas que me lleguen en el mercado de invierno».

24 diciembre 2010

Por escribir sus nombres


Mi hermanico Víctor Pardo y sus amigos seleccionaron esta pieza para la exposición Tierra y Libertad. Cien años de anarquismo en España. Yo he tomado del catálogo esta fotografía de Paco Ponzán y me la he regalado a mí mismo por navidad. Este es el joven que enamoró a Palmira Plá. Al mirar esta fotografía entiendo que doña Palmira dijera: «Cuando se es joven la piel responde. Y cuando Ponzán estaba cerca de mí, mi piel respondía».

22 diciembre 2010

Ave María Purísima...

-Padre, me acuso de que he vuelto a hacerlo.

-Hijo, dios comprende nuestras debilidades. ¿Qué ha sido esta vez?

-He vuelto a escribir...

-Es más grave de lo que suponía...