07 noviembre 2007

Roberto L'`Hôtellerie



Conocí a Roberto L’Hôtellerie en Sabiñánigo, el día de la Constitución de 2003, en la presentación de Los niños del frente. Compré el libro unos minutos antes de que comenzara el acto y no tuve tiempo de leer nada. Apenas me fijé en el texto de las solapas y acaricié las cubiertas… El libro sólo era sólo una promesa, pero me sorprendieron las ilustraciones de Roberto. Sabía que Los niños del frente era un libro singular, pero no esperaba encontrarme con aquellas ilustraciones de trazo minucioso, tan rigurosas incluso en los pequeños detalles de la indumentaria o en los objetos que se reproducían en cada escena, en la reproducción de elementos de la cartelería de la época... Además de reunir buenas dosis de talento y de sensibilidad eran necesarias miles de horas para realizar esos dibujos. Enseguida supe que las manos de Roberto trabajaban al dictado de un imperativo ético, el imperativo de recordar, de recrear para todos nosotros, el imperativo de quien sabe que está trabajando para otros, para hacer felices a los que tanto habían sufrido, para recordar el dolor de los perdedores. En Sabiñánigo Enrique Satué nos contó el proceso de elaboración de su investigación etnográfica, los detalles más íntimos de su trabajo, las profundas satisfacciones que su oficio de hurgador le había proporcionado. Luego Roberto tomó la palabra y se limitó a agradecerle a Enrique Satué –su hermano cómplice de tantos proyectos- que hubiera contado con él para trabajar en un proyecto tan hermoso. “Y nada más”. Eso dijo.
Durante años he querido comprarle a Roberto -o robarle, que al final ya me parecía que era mi única alternativa- el retrato que hizo de Palmira Plá, pero firme en sus ideas siempre ha sabido hacerme entender que él quería que toda la colección estuviera reunida, que no se desperdigaran los dibujos porque se trataba de un proyecto global en el que él se implicó intelectual y emocionalmente.
Ayer en el Museo Pedagógico de Aragón, en la presentación de Los niños del frente, Roberto tomó la palabra para agradecerle a Enrique que le hubiera permitido trabajar en un proyecto tan hermoso, para agradecer al Museo Pedagógico de Aragón lo que habíamos hecho –cuando en realidad no hemos hecho nada-, para decirnos que sus dibujos querían reflejar una parte de la historia de la educación aragonesa y para anunciar que había decidido donar los ochenta y dos dibujos que componen la muestra “Los niños del frente” al Museo Pedagógico de Aragón, al Museo de todos –dijo acertadamente-.
Ya lo saben. Roberto L’Hôtellerie, un hombre que camina con la vista larga y el paso corto, ha decidido regalarnos a todos nosotros tres años de trabajo, una colección hermosísima de dibujos y el ejemplo de su generosidad. Personalmente sólo lamento que ya no podré robar el retrato de Palmira Plá.

04 noviembre 2007

Los niños del frente


El próximo martes, 6 de noviembre, a las 19:30 h., en la sede del Museo Pedagógico de Aragón se presentará el libro Los niños del frente de Enrique Satué y Roberto L'Hôtellerie. A continuación se inaugurará la exposición del mismo título, una muestra que recoge los 82 dibujos que Roberto L`Hôtellerie realizó para iluminar este libro.
Presentación

La guerra, cualquier guerra, es siempre un monumento a la sinrazón y los niños son las inocentes víctimas de la estupidez de los adultos. No entienden nada de lo que ocurre a su alrededor. Pierden siempre. Pierden la infancia, la alegría, las horas robadas al juego, las caricias de sus padres... Pierden, en definitiva, su derecho a ser niños.
Mi amor por este libro viene de lejos. Estuve en Sabiñánigo el día de la Constitución de 2003 en la presentación de Los niños del frente. Hice aquel viaje con Herminio Lafoz. La sala de la Casa de Cultura del Ayuntamiento estaba llena de “niños de la guerra” y de sus familiares. Se miraban, nos mirábamos, como si guardáramos un secreto. Nos habíamos reunido el día de la Constitución y juntos íbamos a poner palabras donde durante décadas sólo hubo miedo, silencio y olvido. Celebrábamos, a nuestra manera, la victoria de la convivencia y de la memoria.
Los niños del frente es una muestra del trabajo paciente y riguroso de Enrique Satué, de su gusto por los detalles pequeños, por lo cotidiano, de su interés por la sabiduría que esconde cualquier instrumento de boj tallado con manos humildes, expertas, abnegadas y, sobre todo, auténticas… Enrique nos habla en este libro de la dignidad de la historia y de las satisfacciones que le proporciona su oficio de hurgador.
Cuando contemplé por primera vez las ilustraciones de Los niños del frente imaginaba los centenares de horas de investigación necesarias para reflejar con tanta fidelidad la época, los objetos, la tipografía, los ambientes y las situaciones. Pensé en las docenas de bocetos y borradores que Roberto L`Hôtellerie habría hecho para recrear cada escena con ayuda del lápiz, de la tinta, de las acuarelas y del pincel, pero sobre todo con infinitas dosis de sensibilidad y de talento.
Finalmente, Los niños del frente es para mí el libro que nos devolvió a Palmira Plá, la maestra que sufrió dos guerras, dos exilios, el desgarro infinito de las ausencias y, que a pesar todo, se le encendían los ojos –los mismos ojos que miraban a Paco Ponzán- cuando nos decía que había que trabajar desde la escuela, que había que empeñarse en hacer una sociedad más justa. Palmira Plá Pechovierto (Cretas, 1914-Castellón, 2007) paseó su entusiasmo de joven maestra en el Teruel republicano del tiempo de la gran ilusión. Allí le sorprendió la sublevación del general Franco una tarde tranquila cuando había salido de casa con el dinero justo para tomar una limonada y montar en los coches chocantes. Tenía 22 años. Durante la guerra estuvo en Caspe dirigiendo las colonias escolares que el Gobierno de la República organizó para alejar a los niños de los desastres de la guerra… Y esta es la historia que nos regalan Enrique y Roberto.
El Museo Pedagógico de Aragón se honra en acoger entre sus publicaciones la segunda edición de Los niños del frente, una muestra de la importancia de la educación incluso en medio del sufrimiento provocado por una guerra.
Víctor M. Juan Borroy
Director del Museo Pedagógico de Aragón

03 noviembre 2007

Galope

Galopando con Luna por esos caminos de dios.

Voy bien y vuelvo fatal, pero no se puede tener todo.