20 abril 2011
Que tanta maldad nazca de la nada
Esta mañana me ha dado por coger la azada y picar un poco -apenas nada, que yo soy de poco picar- las hierbas del huerto. Mientras mi espalda se quejaba, me he acordado del tio Pedro, un hortelano a quien conocí hace veinticinco años, cuando él ya había superado los ochenta. Decía que las malas hierbas las echaban los franceses por la noche. Entonces no le creí, pero ahora sé que tenía razón. No puede ser que tanta maldad nazca de la nada.
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