29 febrero 2024

Mujer de otoño



 La canción Entre un hola y un adiós de Joan Manuel Serrat comienza con una radical afirmación: «Te sienta bien el otoño». Este era mi pensamiento mientras leía el poemario Mujer de otoño de Pilar Clau, un libro primorosamente editado, como es costumbre en Trinidad Ruiz Marcellán, en Olifante. A Pilar le sienta bien el otoño.

Después de vivir a borbotones, el otoño es tiempo de calma y de sosiego. El otoño es tiempo de memoria. Pilar Clau nos devuelve en sus versos el poso que los días han dejado en su vida, la esencia de cada cosa. Según se piense, el otoño también es la preparación de la primavera. Al fin y al cabo, la vida siempre nos empuja hacia adelante.

La mujer de otoño de estos versos ha descubierto las fórmulas para vencer el miedo, para valorar en su justa medida la amistad, el amor y el fracaso. La mujer de otoño se enfrenta al mundo sin máscaras, despojada de cualquier disfraz que en otro tiempo hubiera ocultado su fragilidad. La mujer de otoño de estos versos sabe que en sus debilidades reside su principal fortaleza.

He disfrutado de los versos de Pilar Clau como se disfruta de los lamines de Ascaso, es decir, lentamente, saboreando cada palabra, reteniendo la emoción que cada verso deja en el corazón. Y he sido feliz intuyendo la felicidad que Pilar disfruta en su vida pasada a limpio, sin borrones, una vida llena de matices, una vida presidida por lo más importante:

Mi familia y tú,

siempre tú, mi genio, mi risa, 

mi realidad, mi amor, 

mi vida corregida y sin tachones.

 


07 enero 2024

Familias raras

 Mariano Gistaín vive permanentemente asombrado y  el asombro le permite mirar el mundo como si todo lo mirara por primera vez. Por eso demuestra la genialidad de los visionarios, de los adelantados a su tiempo. Al fin y al cabo, Mariano fue el primer Blasillo de Huesca y todo el mundo lo quiere porque contagia felicidad.

Mariano regala su talento sin darle importancia a nada, sin darse importancia a sí mismo, como quien sabe que mañana, esta tarde o dentro de un rato, volverá a hacerlo y lo hará mejor. 

Mariano es una factoría perpetua de buenas ideas, un castillo de fuegos artificiales de amistad, un torrente inagotable de talento.

Luis Buñuel y yo admiramos a Mariano porque don Luis y yo pensamos que hay que ser algo más que buen escritor para merecer admiración y Mariano es mucho más que un buen escritor.

El pasado jueves, 4 de enero, Mariano Gistaín, acompañado de un montón de amigos, presentó en el salón de actos del Instituto de Estudios Altoaragoneses Familias raras, el volumen número 18 de la colección Letras del Año Nuevo. En Familias raras se recogen tres cuentos trepidantes, sorprendentes, de final imprevisible. Tres cuentos de esos que te hacen amar y odiar al autor al mismo tiempo porque uno es feliz desde que empieza a leer la primera línea y porque las historias se acaban cuando todos querríamos más. La originalidad, la ternura, la ingenuidad de los personajes son, como todo el mundo sabe, la ingenuidad, la ternura y la originalidad de Mariano.

No quiero adelantar nada de lo que pueden leer en Familias raras. Solo diré que en el segundo cuento hay un número de teléfono al que el protagonista llama para hablar con sus padres muertos. Yo también he llamado varias veces durante estos días para hablar con los propietarios de esa línea.

En Familias raras nos encontraremos, una vez más, al Mariano Gistaín «asombrao» y, en cada una de las líneas, encontraremos al Mariano Gistaín «sembrao», que tan bien conocemos. Lean Familias raras. Los tres cuentos de Mariano les hará más llevadera la tristeza cuando la tristeza les ronde y más amable la vida.