A veces, mientras me levanto de la cama, justo antes de comenzar a enmoquetarme el alma, como diría Fernando Sanmartín, siento que tengo algo importante que hacer, que va a pasar algo, que he de estar atento para no perderme nada. Hoy es uno de esos días. Y no tiene que ver, desgraciadamente, con el sorteo de la lotería.
Es la felicidad, sin más, que me sorprende en cualquier instante.
23 diciembre 2009
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