Hoy en Zaragoza se celebra san Valero, el patrón de la ciudad. Fue un obispo, un hombre de orden bien considerado por sus superiores.
Si yo pudiera elegir un santo como patrón de esta ciudad, elegiría, sin dudarlo, a san Lamberto: un santo labrador que salió una mañana -como canta José Antonio Labordeta- a entrecavar tomates, a cuidarse de su huerta. Entonces, se cruzó en su camino un centurión y le advirtió que estaba transitando por tierras imperiales, y cuando Lamberto se negó a reconocer la autoridad de Roma, el soldado le cortó de un tajo la cabeza. Hasta aquí todo es normal: aragoneses que no reblan y soldados que creen imponer su voluntad a la fuerza. Pero lo sorprendente, lo que no ocurre casi nunca, es que Lamberto, ese labrador que no quiso entender de fronteras, cogió su cabeza y andó -lo siento, pero yo tengo que escribir andó, jodido pero andó- unas cuantas leguas con la cabeza en la mano.
Y no me interpreten mal: me parece bien este san Valero ventolero y rosconero, pero si yo pudiera elegir, elegiría, sin dudarlo, a san Lamberto, el santo labrador que no cedió ante los caprichos del imperio.
Hoy Lamberto llevaría a pastar sus ovejas a san Gregorio y a las Bardenas, a ese lugar que para el imperio sólo es un campo para hacer maniobras, pegar tiros y poner a prueba las máquinas de la guerra. Lamberto estaría contra el trasvase -por huevos- de un río que tampoco entiende de fronteras, estos días Lamberto estaría, por ejemplo, con Gonzalo González en Porto Alegre. Si yo pudiera elegir...
(De archivo: 29 de enero de 2003)
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Desde otra trinchera, Antonio Villanueva comenta Los libros de la Guerra de José Luis Melero
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Javier López Clemente ha dejado el artículo "El arte de escribir sin arte" que Javier Cercas firma esta semana en El País semanal en mi blog. Muchas gracias:
“No es el hombre quien ha de hablar como un libro abierto”, dice Alaiz, “sino el libro abierto quien debe hablar como un hombre”. Alaiz no figura en las historias de la literatura, pero solo omitió decir que no hay arte más difícil que el arte de escribir sin arte. [leer artículo]
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Creo que trabajo por encima de mis posibilidades
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Vivir, deporte de riesgo
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"Si solo Dios me hiciera una simple señal!...
como hacer un ingreso a mi nombre en un banco..."
Woody Allen
Si yo pudiera elegir un santo como patrón de esta ciudad, elegiría, sin dudarlo, a san Lamberto: un santo labrador que salió una mañana -como canta José Antonio Labordeta- a entrecavar tomates, a cuidarse de su huerta. Entonces, se cruzó en su camino un centurión y le advirtió que estaba transitando por tierras imperiales, y cuando Lamberto se negó a reconocer la autoridad de Roma, el soldado le cortó de un tajo la cabeza. Hasta aquí todo es normal: aragoneses que no reblan y soldados que creen imponer su voluntad a la fuerza. Pero lo sorprendente, lo que no ocurre casi nunca, es que Lamberto, ese labrador que no quiso entender de fronteras, cogió su cabeza y andó -lo siento, pero yo tengo que escribir andó, jodido pero andó- unas cuantas leguas con la cabeza en la mano.
Y no me interpreten mal: me parece bien este san Valero ventolero y rosconero, pero si yo pudiera elegir, elegiría, sin dudarlo, a san Lamberto, el santo labrador que no cedió ante los caprichos del imperio.
Hoy Lamberto llevaría a pastar sus ovejas a san Gregorio y a las Bardenas, a ese lugar que para el imperio sólo es un campo para hacer maniobras, pegar tiros y poner a prueba las máquinas de la guerra. Lamberto estaría contra el trasvase -por huevos- de un río que tampoco entiende de fronteras, estos días Lamberto estaría, por ejemplo, con Gonzalo González en Porto Alegre. Si yo pudiera elegir...
(De archivo: 29 de enero de 2003)
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Desde otra trinchera, Antonio Villanueva comenta Los libros de la Guerra de José Luis Melero
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Javier López Clemente ha dejado el artículo "El arte de escribir sin arte" que Javier Cercas firma esta semana en El País semanal en mi blog. Muchas gracias:
“No es el hombre quien ha de hablar como un libro abierto”, dice Alaiz, “sino el libro abierto quien debe hablar como un hombre”. Alaiz no figura en las historias de la literatura, pero solo omitió decir que no hay arte más difícil que el arte de escribir sin arte. [leer artículo]
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Creo que trabajo por encima de mis posibilidades
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Vivir, deporte de riesgo
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"Si solo Dios me hiciera una simple señal!...
como hacer un ingreso a mi nombre en un banco..."
Woody Allen
4 comentarios:
Muchas gracias por la visita de esta mañana: ha sido todo un lujo. Buena la reseña de Villanueva del libro de Melero, aunque creo -si no me equivoco y recuerdo mal- que lo de los testículos del obispo (con perdón) lo cuenta de Barbastro y no de Teruel, ¿no? ¡Que pases bien lo que queda de día de San Lam..., perdón, de San Valero y hasta pronto!
Así es. El obispo de Barbastro.
Me hubiera gustado acompañaros más rato... Bueno habrá más ocasiones, que estamos trabajando en una exposición temporal muy bonita y en marzo presentaremos El libro de los escolares de Plasencia del Monte (1936)
Tengo unos amigos que, como San Lamberto, les gusta ir contracorriente y se cuelan por el campo de maniobras de San Gregorio con sus bicis de montaña a disfrutar de su libertad. Aunque sea corriendo delante de una patrulla de vigilancia o viendo las explosiones de los obuses cerca de ellos.
Me encanta tu blog y me interesa el milagro de San Lamberto. Sabes por qué Labordeta escribió "andó" y no "anduvo"?. me parece muy curioso y me gustaría saber más.
Saludos
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