25 enero 2007

Ella lo sabe

[Para Toñi y Carlos]
Siente, ha sentido desde hace meses, cómo crece en su interior. Ella lo sabe. Sabe que lleva dentro un niño o una niña, pero él prefiere la ignorancia. Se enterará el día que su hijo o su hija nazca, al tiempo que lo oiga llorar. Están buscando nombres. Ella lo sabe, pero propone, como si no lo supiera, nombres de niño y de niña. Es lo que él le ha pedido. Ella repetirá en sueños el nombre de su hijo o de su hija. No queda ya nada. Ella lo sabe. Lo supo desde siempre. Ocho meses son siempre. Ella sonríe. Ya sonreía antes de buscar nombres, antes de soñar con el rostro de su hija, con el rostro de su hijo. Blanca o Jon. Sólo ella lo sabe.
*
2 de octubre de 2004
Ayer, en el paraíso pude escuchar a Pepe Cerdá contar una de las mejores historias que he oído en los últimos tiempos. Jaume Plensa (Barcelona, 1955) ha diseñado Crown Fountain en Millenium Park de Chicago. Pepe Cerdá nos dijo que este monumento era el capricho de uno de esos ricos riquísimos que aparecen en las listas de la revista Forbes. Como este millonario no se fiaba de su gusto estético, invitó a 10 directores de algunos de los principales museos del mundo a que le indicaran el nombre de tres escultores que podían levantar este monumento en el Millenium Park de Chicago. En las lista había tres nombres que se repetían: un alemán, un inglés y un español, Jaume Plensa. El millonario envió un cheque por una suficiente cantidad para que estos escultores diseñaran un proyecto. Unos meses más tarde convocó a todos ellos en Chicago para que le presentaran sus ideas. El alemán llevaba una maqueta impresionante, detalladísima, de su proyecto. El inglés aportó una memoria exhaustiva de materiales, presupuesto, plazos de ejecución, etc. Cuando, como en el chiste, le toco el turno a Plensa, se limitó a devolverle el talón y le dijo: "Nunca he hecho nada que no hubiera soñado antes. Y esto no lo he soñado". El millonario decidió inmediatamente que sería Jaume Plensa quien diseñaría el monumento. Y esperó. Unos meses después, Jaume llamó a Chicago y le dijo al desprendido mecenas: "parece que ya he soñado algo". El sueño son dos torres de 16 metros en las que se proyectan fotografías gigantes de mil vecinos. El sueño ha costado 500 millones de dólares. En la realización del sueño de Jaume Plensa han intervenido varios ingenieros de la NASA.Anoche, mientras repasaba el mapa del laberinto que Antón dibujó para mí en una servilleta de papel, decidí no hacer nada que no sueñe anteriormente.

4 comentarios:

Javier López Clemente dijo...

Entre tanta maraña de cosas de adultos se nos olvido soñar...
¿Soñaran Jon... o Blanca?

Salu2 Córneos

Anónimo dijo...

;)...los sueños como decía Calderón sueños son...pero esta bien reivindicarlos...por cierto recordando las olivas escribí una cosa que he puesto en el blog...parece que has sido el heraldo trayendo los recuerdos...un abrazo

Magda Díaz Morales dijo...

Vaya que es una historia preciosa, Victor. El único verdaderamente amante del arte y con respeto a su trabajo, en mi opinión, fue Jaume Plensa. En el caso de que yo hubiera sido el millonario hubiera actuado de la misma manera.

Me auno a tus palabras: no hay que hacer nada que no se sueñe primero.

Anónimo dijo...

Tiempo de sueños, parece... Ojala. y ojala fueran tan hermosos como esta historia de Plensa, que al final soñó.