16 agosto 2010

Relaciones personales

El viernes estuve a punto de volver a mis orígenes al comprar un portátil de Mac. Lo tuve en las manos, leí una y otra vez sus características técnicas y al final lo dejé estar. Compre un VAIO que traía incorporado el Windows 7. Cambiar de sistema operativo es como cambiar de país o de pareja: nuevos paisajes, músicas, palabras, nuevas necesidades... Lo que ha funcionado antes no funciona ahora, incompatibilidad de lenguajes -y de caracteres-.

El primer día estuve trasteando con el aparato hasta las cuatro de la mañana. Con paciencia y temple para la negociación conseguí incluirlo en el mismo grupo de trabajo del resto de los ordenadores de casa, a pesar de que trabajan con sistemas operativos distintos. Lo dejamos todo más o menos claro, salvo el caso de la HP Laset jet 1010 que tan buenos servicios me ha prestado. El nuevo aparato, en un gesto que sólo puede interpretarse como pura soberbia electrónica, se negaba a reconocerla, a darle un nombre, a hacerle un sitio en sus updates.

Estuve taciturno todo el sábado, melancólico de una melancolía que nace del recuerdo de otros sábados, de los proyectos agostados (agostizados, quizá), esperando noticias de Niza, esperando noticias en general. Hablé un rato con Pepe Melero y enseguida se disipó esta tristeza húmeda de ceros y unos.

Pasé el día de la virgen buscando aquí y allá respuesta a mis problemas, dándome de hostias con el antivirus -los antivirus siempre quieren hacer la guerra por su cuenta- y después de cenar, al filo de la medianoche, el capullo de SONY, el tipo de la carcasa reluciente, se avino a razones e instaló la impresora. Me he guardado de recuerdo la página de prueba que la HP imprimió con sus códigos incomprensibles, con el nombre de los drivers, con la ruta de impresión.... Al fin y al cabo es como nuestra particular representación de «La rendición de Breda».

Después de tanta actividad, de esta suma de inquietudes y zozobras no es raro, pues, que me sienta como El capitán de su calle de Joaquín Sabina.

No hay comentarios: