No le he hecho caso cuando esta mañana me ha mirado brevemente mientras me pedía que le contara algo. Luego ha vuelto a insistir como si esperara la caricia de las palabras. Cuéntame algo. Sácame de aquí aunque sólo sea un instante. Invéntame.
*
... Puede que sí, o que no.
¡Pero qué bien suenan, ay dios, las promesas de amor!
¡Miénteme, por favor!
Basta una mirada,y el resto en tus ojos me lo invento yo.
[La Ronda de Boltaña, "Del tiempo y sus mudanzas", en Salud, país]
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