04 junio 2012

Somos los libros que hemos leído


Leer, comer, soñar, crecer… Estos verbos tienen algo en común: son necesarios para vivir. He pasado algunas de las tardes más felices de mi vida leyendo las historias que otros han construido con palabras: me he enamorado, he estado enfermo, he vencido adversidades, he vuelto de largos viajes, me he comprometido con causas juntas, he experimentado el valor de la amistad, me ha dolido el dolor de los perdedores, he vencido al miedo... La lectura me ha hecho más grande el mundo, me ha permitido entenderme y entender a las personas que viven cerca y lejos de mí. Leer me ha hecho más valiente y más vulnerable, más sabio y más consciente de mi ignorancia, más fuerte y más frágil.
Leer es un bálsamo para el alma que tiene maravillosos efectos secundarios. Un libro siempre es una invitación a seguir leyendo otros libros
Os confesaré un secreto: me gustaría saber leer en todas las lenguas del mundo para entender con qué palabras se quieren, se echan en falta, se consuelan, se acarician, se animan o son felices todas las personas que leen en cualquier idioma, en cualquier rincón del universo.
Nuestras lecturas forman parte de nuestra biografía. Somos los libros que hemos leído.

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