Ayer estuve en casa de unos amigos. Ellos son adventistas. Yo no. El curso próximo su hijo empieza la escuela y están pensando matricularlo en una escuela para adventistas. Afortunadamente en nuestras escuelas públicas caben todas las creencias, cualquier religión o ninguna. En nuestras escuelas públicas -pese a lo que digan los obispos, los pastores, los imanes o los rabinos- no se explica nada que vaya en contra de las creencias religiosas. La religión es, como tantas cosas, una cuestión íntima, personal, familiar. Y hoy parece un día particularmente apropiado para recordarlo.
Algunos cuando hablan de valores están pensando en la cotización en bolsa de sus empresas educativas, en los intereses financieros que produce especular en los negocios relacionados con la vida eterna.
06 diciembre 2010
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