Ahora que aún soy plenamente consciente de lo que quiero y de lo que nunca he de querer quiero dejar firmemente establecido que nunca me arrepentiré -digan lo que digan-, de haberte querido tanto, que jamás me haré del Madrid -aunque mi confesor asegure que en el último suspiro vi la luz y tarareé el hala Madrid-, que me ha gustado vivir y que no quiero ni una lágrima ni una flor en mi entierro.
Que me cubra la tierra, la misma tierra que se ha mezclado tantas veces con mi sangre. No tiren mis cenizas por ninguna parte. El cierzo podría arrastrarlas más allá del puesto fronterizo de Ariza.
José Luis Melero es mi necrólogo oficial. Desde ahora mismo desautorizo todas las paridas que escriban otros sobre mí porque la experiencia me demuestra que habrá quien diga que en vida fui un apasionado de esto o de lo otro o que amé profundamente tales o cuales cosas. No hagan caso. Melero es mi único aponderador. Lo que él diga bien dicho estará.
12 octubre 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
No es que tenga ningún interés especial pero como esto no me lo querría perder, no sería mala cosa que Pepe vaya dejando escrito lo que entonces tuviera que decir por si llegara ausente a este acontecimiento. y Por supuesto puedes contar conmigo en lo de no dar crédito a ningún "pelao" que intervenga sin haberle dado vela en ese entierro. XD.
Publicar un comentario