Les he pedido a los Reyes Magos una televisión. No sé qué voy a hacer con la vieja SONY, una tele que perdió su mando a distancia en manos de mis hijos, un aparato arcaico, con la pantalla abombada, de bebedor de cerveza, y su chepa en la que esconde circuitos, resistencias, cables y bombillas... que sé yo. En su pantalla vi las olimpiadas de Barcelona (y las que han venido luego), varios mundiales y varias eurocopas. En esa pantalla vi junto a mi hija Blanca, que no había cumplido aún tres meses, el gol de Nayim.
Si los Reyes me dejan esta noche una tele nueva sé que veré en su pantalla plana, con su receptor tdt, la final de la copa del rey de este año, una final que va a ganar el Zaragoza. El efecto RTDM (retirada de la tarjeta de Diego Milito) será decisivo para entender la transformación de este equipo que el domingo se llevará los tres puntos del Bernabeu.
Si a pesar de todo los Reyes Magos consideran que merezco una tele nueva, sé qué veré en su pantalla las crónicas de la expo que hablarán de una Zaragoza moderna, de un país laborioso. Veré la vuelta de las obras de arte que Salinas y sus amigos ("Salinas, devuelve las obras de arte, que la vida puede ser maravillosa") tienen secuestradas en Cataluña.
Quizá también pueda grabarme la película Por escribir sus nombres.
De momento, a esperar. Como siempre.
06 enero 2008
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