Le ofreció una vida tuneada, conexión de 40 gigas, amor de tarifa plana, un móvil como esos de Javier Torres que mandan faxes, pasean al perrer, tienen teclado inalámbrico de tela para plegarlos como un moquero, teléfonos que escanean y te hacen un masaje cuando llegas cansado a casa, la suscripción vitalicia a Rolde, la primera de Saputo dedicada por Braulio Foz a Juan Moneva, el catedrático que hubiera sido feliz de carabinero en el puesto fronterizo de Ariza, dos entradas para ver ganar al Zaragoza en la final de la champions, la colección completa de las Publicaciones del Museo Pedagógico de Aragón. Te regalaré -le decía- los autos recortables de Mariano Gistaín... Si te quedas le pediré a Fernando Sarría que escriba un poema cada día para ti y te llevaré alguna noche de julio a casa de Antón Castro para que nos cuente el mundo... Incluso le prometió que le dejaría acariciar -de vez en cuando- su caja de música de Ramón Acín... No sirvió de nada. Se marchó dejando los platos sin fregar. También se llevó las llaves de la moto y el rosario de su madre.
07 abril 2007
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2 comentarios:
Me hubiera comprometido a seguir haciéndolo...
Y la yegua?
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