Las televisiones muestran estos días a personas envueltas en banderitas rojigualdas, con las caras pintadas del color de la bandera, ataviados con la camiseta de la selección española. Algunos llevan tricornios para proteger sus craneos, otros se han puesto sobre la elástica de su jugador preferido parte del atuendo de los toreros. No es infrecuente que en las banderas hayan dibujado toros. Algunos de estos seres humanos, cuando les enfoca la cámara de televisión canturrean «soy español, español, español» o, lo que es más hiriente, gritan «Arriba España».
Si esta selección de fútbol de las españas gana el mundial nos esperan tiempos de nacionalismo españolista que no se concretará, casi seguro, en el patriotismo del que escribía Santiago Ramón y Cajal, es decir, en amor por la tierra, por las personas que tenemos más cerca, en irrefrenables ganas de trabajar para sacar un país adelante. No. Seguro que no. Padeceremos una pandemia de banderón y folclore garbancero.
08 julio 2010
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