Un troyano ha pasado las vacaciones de semana santa en mi ordenador. Vivía el gusano emboscado en cualquier recodo del sistema operativo, camuflado entre códigos de windows, alimentándose quizá de mis sueños, de mis proyectos, de las palabras cariñosas que de vez en cuando me envían mis amigos. El bicho tenía una misión especial: dejar un puerto abierto para que la máquina se conectara a un chat y recibir desde allí maliciosas órdenes. Por eso los chicos del sicuz, siguiendo el protocolo recomendado para ataques como el que yo padecía, habían bloqueado la IP de mi ordenador.
Después varios días persiguiendo al gusano, peinando palmo a palmo -o como se peinen los discos duros- la memoria de mi ordenador, Alberto, el técnico informático de la facultad me ha dicho:
-Hay que formatear el disco duro, empezar de cero. Revisa los archivos porque se borrará todo. Avísame cuando estés preparado.
-No voy a revisar nada. Formatea ya. Siempre es un buen momento para empezar de nuevo.
13 abril 2010
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