05 septiembre 2009
Todo por Lapetra
Ayer se jugó el Carlos Lapetra, el trofeo del Real Zaragoza. De camino a La Romareda le volví a contar a mi hijo que José María Conget escribió que en la época de los magníficos, tras un triunfo del Zaragoza alguien cambió de la fachada de un cuartel de la guardia civil el "Todo por la patria" por "Todo por Lapetra". También le conté a Guillermo que Ricardo Lapetra, el hermano de Carlos, dijo en una de las conferencias que organizó Antón Castro para celebrar el setenta y cinco aniversario del Zaragoza que cuando tenían partido en Zaragoza él y su hermano madrugaban, iban a misa a la catedral y su madre preparaba pronto la comida. Luego recogían a un primo suyo que no se perdía ni un partido y bajaban a Zaragoza en su coche. Casi siempre conducía Carlos. Al llegar a Almudévar se encendían un par de montecristos. Aparcaban el coche junto al campo de fútbol, se cambiaban y jugaban para ser, simplemente, felices.
Para Guillermo y para mí lo mejor del partido de ayer fue que me llamara el consejero José Luis Melero y que a Guillermo le firmaran un buen puñado de exjugadores zaragocistas -Aragón, Solana, Cuartero, Nieves, Rico, Planas y Canario. Le hice fotos -como la que ahora pongo aquí en la que se ve a Guillermo junto al gran Canario-, con todos ellos.
No me gustó perder. El Zaragoza debería ganar siempre su trofeo. Me hubiera gustado ver a José Luis Violeta. Me hubiera gustado ver al alcalde de la ciudad, al presidente del Gobierno de Aragón. Me hubiera gustado ver a algunos de mis vecinos de localidad. Me hubiera gustado ver a todos los del Colectivo 1932. Me hubiera gustado ver el campo lleno de niños con bufandas y banderas del Real Zaragoza. Quizá no sabemos celebrar fiestas.
Y las celebraciones son necesarias.
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