Lo que Dios nunca le perdonó a Eva
«Eso fue lo que Dios nunca le perdonó a Eva: que le
demostrara a Adán que la felicidad existía, que había que pretenderla, que la
dicha se podía conquistar con besos y caricias, que somos deseo, que lo único
que importa es lo que queremos, que el amor nos hace invulnerables, irreductibles
y nos libera de los miedos y de la sumisión a las imposiciones».
Víctor Juan, en Aquellos días de luz y palabras
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