Para
Adrián Soro Bescós,
que
nos ha descubierto que
la
patria es la tierra donde se juega.
Puede resultar extraño ser del equipo de
fútbol de un pueblo aragonés que no tiene equipo de fútbol. Pero si se piensa más
despacio, ese es un detalle sin importancia. Lo que de verdad importa es que si
Retascón tuviera equipo, ese sería nuestro equipo. Lo definitivo, como siempre,
es querer ser.
No se puede explicar de una manera más
clara el compromiso con lo nuestro, lo que supone tomar partido, contra viento
y marea, por las cosas humildes.
Cuando un niño ha jugado en las calles y
en las eras de Retascón, lo natural es ser de su equipo de fútbol, mimar las
palabras con las que aprendió a nombrar el mundo, amar su paisaje y comprometerse
con la gente de allí.
Ser del Retascón es imposible, pero ya se
sabe que pretender las utopías siempre nos hace mejores y que no hay nada más
hermoso que lo imposible.